Hace años que uso aplicaciones de comida a domicilio. Glovo, Just Eat, Uber Eats… todas han pasado por mi móvil. Al principio, me parecía la solución perfecta: llegas tarde a casa, estás cansado, no tienes ganas de cocinar, y en unos clics tienes la cena en la puerta. Conveniente, ¿no?
Pero con el tiempo, esa comodidad que tanto me gustaba empezó a tener un sabor amargo. Hoy quiero contar mi experiencia y frustración con este tipo de plataformas, que más que facilitarme la vida, muchas veces me han hecho perder tiempo, dinero y paciencia.
Una noche con amigos y niños, pedí una pizza a través de Just Eat. Todo parecía ir bien: me mostraba el tiempo estimado, el restaurante estaba cerca, y ya había pedido antes allí. Esperé… y esperé… hasta que, de repente, la app marcó el pedido como “entregado”. ¡Sorpresa , nadie entregó nada pero, todo estaba pagado!
Intenté contactar con el servicio de atención al cliente. Lo primero que encontré fue un bot que me repetía frases genéricas, frustrante: insistir e insistir, pero el robot no paraba de repetir lo mismo. Tras más de media hora intentando que me pasase con un operador para atender mi problema, podemos conseguirlo, pero es lamentable tardan tanto en solucionar un problema y sobre todo con el mal cuerpo que se te queda sabiendo que te han atendido mal, que no te están solucionando los problemas y que todavía estás sin la comida.
Además, llamamos por teléfono al restaurante que pedimos, y claro, ellos no le aparecía ningún pedido, no podían resolver nada. En conclusión:
Mi experiencia con este tipo de aplicaciones es bastante agridulce, porque es cierto que encuentras distintos tipos de restaurantes de tu ciudad, pero, a la hora de resolver un problema te ves indefenso y vulnerable al no recibir ayuda ni soluciones por parte de este tipo de aplicaciones. Ahora os toca vosotros y contadme vuestra experiencia, ver si a ustedes os gusta como se integra la inteligencia artificial en este tipo de aplicaciones y si funciona bien cuando pedís comida a domicilio.